Ladrona de libretoS

Soy ladrona de libretos. 
Así es. Ustedes pensarán... "¿pero de qué carajos habla esta loca?" Pues nada más y nada menos que de hurto. Hurto de frases hechas, hurto de modos de decir, de modos de ver, de interpretar. Ando observando los gestos, las muletillas, las frases repetidas, los modos de expresar sentimientos y de tanto en tanto se me pegan, se me hacen propios. De todas formas no robo cualquier cosa, por supuesto que selecciono, me apropio de todo aquello que aporta a mi bien saber vivir. Es que me encanta cuando alguien sabe decir algo, cuando le sale de dentro, bien profundo, bien intenso, y ¡me da unas ganas de tener eso! Si eso tan bello de decir algo desde dentro, aunque sea repetitivo o de a momentos parezca una muletilla más. No voy a dar detalles de qué libretos he robado, eso desmerecería un poco mi trabajo y de alguna manera, particionaría mi carácter en fragmentos robados, lo cual sería al menos decepcionante. Creo que la tarea interesante entonces está en encontrar los orígenes de las frases hechas, de los chistes fáciles, de las palabras abruptas y de los gestos raros. Hay casos en que ya he olvidado de dónde vienen, no se si es que olvidé a la persona de la cual se lo robé, quizás no, pero capaz se hizo tan mío que ya no viene con el recuerdo incluido ni imbuido. Entonces cuando encuentro aquella fuente de juventud eterna... me da tanta alegría, porque digo, que lo parió ¡che! y yo que pensaba que envejecer era endurecer, y nada que ver, tantas letras puedo robar y decidir utilizar en tantos distintos momentos que puedo vivir 100 vidas, y cuantos más, más vidas para disfrutar. Así que sí, soy ladrona, soy una piba chorra, de experiencias y vidas vividas, y las disfruto y quizás nadie se entera, o si se enteran y si lo vieron y si lo notaron o se dieron cuenta, sepan que es un acto de admiración de mí hacia ustedes. Robar algo suyo para hacerlo mío es como tenerlxs siempre conmigo, en mi corazón, en mi historia, en mi vida, en al menos una pequeña parcela de esta insignificante vida que es la mía, tan efímera pero con tanto deseo de vivir como cualquier primera bocanada de aire, como cualquier primer paso, como una primera palabra, apenas balbuceada y discretamente entendida.

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