NinfaLula

La ninfa flotaba en el agua, en la quietud. La putrefacción podía olerla quien pasara por ahí, pero para ella no era mas que el perfume con el que se sentía en casa. La podredumbre que la rodeaba era lo único que conocía, no sabía si era bueno o malo, era simplemente eso, nada mas había para que pudiera comparar. Cuando comenzó la metamorfosis empezó a sentirse rara, por supuesto que no tenía la menor idea de qué era lo que le estaba pasando, muchos menos sabía que aquello era una metamorfosis. Su espalda tomó una arquitectura sustancialmente diferente, algo comenzó a picarle, era un cosquilleo placentero pero por momentos insoportable. Miraba hasta donde le daba la vista buscando otras ninfas para ver en qué andaban, pero no llegaba a distinguir si estaban en la misma situación. Quiso alimentarse pero se encontró con que todo su aparato bucal se había modificado, le resultaba repugnante lo que hasta ese momento le había sido satisfactoriamente necesario. Frente a ella se paró un ser con protuberancia en su espalda, quiso acercarse nadando pero casi se ahoga. Una acción irrefrenable desde el interior mas profundo de su cuerpo la arqueó dorsalmente y miró hacia el cielo. Allí, parada sobre una hoja flotante, pudo reconocer a sus compañeras danzando sobre su cabeza, bajaron y la rodearon. Una de ella tocó sus nuevas protuberancia y tironeó suavemente hasta que la ninfa dio un salto. Aún sin entender, pero disfrutando, realizó dos piruetas por sobre el circulo de libélulas y se unió a ellas. Miró hacia el charco en el mismo instante que una burbuja explotó y soltó su hediondez, la alcanzó y casi descompone sus alas. En un giro hábil esquivó la inercia y se alejó volando.

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