Allá como Acá

En los kilómetros recorridos, tras pasar por zonas de intenso desmonte, cual ir navegando en un mar de hierbas, en un mar de tierra, lejos se ve el monte. A medida que nos acercamos comienzan a divisarse las casitas de lo campesinos, y allí están como parte del todo. No existe la separación entre el hombre y la naturaleza, ellos son parte y ella siente, respira y susurra a sus oídos clamando por su existencia. Cuanto dolor se ve en sus ojos, la mirada del campesino es la mirada del monte, esa mirada profunda, llena de sabiduría, llena de vida, que le han arrebatado de apoco. Se siente en el aire calma y tranquilidad, el monte, ellos, son y están porque se pertenecen mutuamente, quizás esa sensación no pueda percibirse, quizás no pueda sentirla, tan profunda y verdadera, pero llena mi alma urbana, y así como me llevo la fotografía del estar y la sensación del vivir, dejo allí, con ellos, mi mente, mi corazón, me siento parte...

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