Todo lo que aprendí...

Todo lo que aprendí desde que nací, cuantas cosas, infinitas cosas, desde respirar y abrir mis pulmones, mover mis manos, abrir la boca, llevar todo hacia ella.
Aprendí a ingerir alimentos, a reconocerlos por los aromas a seleccionar los que me gustan y los que no.
Aprendí a decir mamá, papá, aprendí que el rojo es infinito y que se encuentra en una manzana o en una flor, que el naranja es un variante con el amarillo y si brilla es oro, aunque como todos sabemos: no todo lo que brilla es oro…
Aprendí a atarme los cordones a decir vereda en lugar de vedera, supe reconocer en las amistades personas que siempre estarían en mi vida y seres efímeros que solo me acompañarían por un pequeño instante.
Reconocí de mis errores el no arrepentimiento y aprendí de ellos formas nuevas de elegir caminos por donde andar.
Nadé y fui pez, fui sirena, madre, bruja, mala, diablo; fui niña y adulta, crecí entre los animales y me enseñaron los secretos del campo. De ellos aprendí años de historia bajo opresión y sufrimiento, aprendí lo que es la libertad y todo lo que cuesta llegar a ella. Reconocí en ellos el espíritu de la vida, y de las almas sencillas que viven aceptando lo que les toca pero anhelando fuertemente la libertad y muy dentro de ellos, en sus sueños, sentirla…