Historia de los Nuditos

Un nudito, uno detrás de otro. Uno a uno, se van formando y van limitando. Te atan. Los nuditos se quedan dentro de ti y forman un camino, como una vía de tren. Uno a uno, se unen y arman un gran camino carretero, que te ata. Con el pulgar y el índice, tómalos, uno a uno y quítalos, sácalos. Afuera se ven mejor. Afuera se deforman y forman Arcoiris. Dispersan la luz y todos sus colores llegan a tu rostro. Tu piel se llena de ellos y la sonrisa aparece.

Un nudito, el primero de ellos, allá lejos y hace tiempo, ¿cuándo fue? A… si. Lo recuerdo… un día, una noche, un momento, mientras dormía…o quizás no… estaba despierta…si, estaba despierta. El primer nudito entró, al principio lo dejé, pensé… no me hará daño, es mío, aquí se quedará. Y luego llegaron nuevos nuditos, se fueron uniendo, unos a otros, como cuentas de Rosario. Ya casi me había vuelto devota de ellos, cada día les rezaba, jja… si lo recuerdo, cada día tomaba cada uno de ellos y me concentraba en ellos y les rezaba… Pero no era un rezo convencional, otro tipo. De esos que se acompañan de cama, desgano y comida en exceso. Un poquito de maltrato y quizás una dulce dolor.

Un día, recostada, me dí cuenta que el rosario era ya tan grande que me había enredado en él. Quise levantarme pero mis piernas estaban atrapadas, enredadas, mis pies, pobrecitos ellos, perdieron su forma, planos ellos, ambos, su curvatura original fue estirada por una de las tantas vueltas de la cuerda de nuditos. Mis manos… una extensión dendrítica de la cuerda. Torpes no podían escribir ni pintar ni dibujar. Pensé: ¿que hice? Debo desenredarme porque necesito levantarme. ¿Dónde estará la punta del ovillo? Busqué y busqué hasta una pequeña solución me encontró. Una luz, pequeñita y tímida, se colaba por la ventana, llegó y tocó la cuerda de nuditos, con su fuerza rompió un poquito aquí y un poquito allá. Aproveché antes que se aviven los nuditos y vuelvan a unirse para dar un salto grande de la cama. Al caer con mis pies, un poco me tambaleé, sentí vértigo, todo giraba y parecía hundirme, el suelo era agua o barro, no lo recuerdo. Extendí mis brazos y evité sumergirme, pronto mis piernas tomaron impulso y salí, nuevamente en el suelo, parada estaba. Con mis manos, poco a poco comencé a remoldear mis pies, les otorgué un poquito de su curvatura original, como para poder dar el primer paso. Y así fue, dí un paso y otro y otro y de pronto me encontraba corriendo, era como si el aire me acariciara, q lindo! Miré hacia atrás a allí estaban, algunos nuditos había quedado en el camino, sentí nostalgia y quise volver a juntarlos, pero mis pies no me dejaron, y mis manos cortaron mas trozos de la cuerda para liberar mas nuditos.

Aún hoy recuerdo ese día con inmensa felicidad aunque contradictoriamente nostálgica, todavía sigo desenredando la cuerda, de a poquito, a veces me olvido y enseguida los nuditos se ponen fuerte y se reúnen, pero mis manos y mis pies, no los dejan avanzar mucho, se ponen firmes y les dan batalla. Cada día se asemeja a un campo de batalla, donde los nuditos y los pies y manos se dan en la contienda y muchos quedan en el camino, y así yo sigo, avanzando paso a paso, poco a poco tratando de no ser enredada nuevamente por los nuditos…

Comentarios

  1. HOY ENTRE EN ESTE BLOG HERMOSO Y TE ASEGURO QUE CADA DÍA QUE PASA TE QUIERO Y ADMIRO MÁS

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