De mis deseos para otres

Hay veces en que quisiera verme como otres me ven. Yo sólo veo lo imperfecto que hay en mí, lo inacabado e inexistente. Veo mi belleza cuando otres la ven, la mencionan, la explicitan, la traen a mi. Cuando me veo en fotos o espejos siento disconformidad, hago muecas y caras para verme pasar, indago en mi imagen una y mil veces, me busco ahí en esa piel, esos huesos, esas pecas, en mis ojos y no puedo verme entera. De hecho miro alternadamente cada ojo, por este mal estereoscópico, que no permite verme entera, sino de a pedazos. Escruto mi figura, urgo en mi superficie, busco mi profundidad, intento entrar y ver me. Cuando logro verme en otros ojos es cuando tengo la mayor certeza de mi, quizás un yo idealizado, pero que ante mi mirada rigurosa logra transformarme y me vuelvo tierna, blanda, querible; me quiero ante esa idealización ajena. Necesito de otres para amarme, eso me ocurre innumerables veces, cotidianamente, desde siempre o desde que ahora caigo en la cuenta de ello e intento traer los instantes vividos. Creo en el amor como fuerza transformadora y revolucionaria, creo en el amor como escenario que une, que perdona, que brinda todo para el encuentro, que nos pone frente a la belleza, nuestra y de la conexión eterna. Agradezco a todes les que han puesto frente a mi la posibilidad de amarme, de perdonarme, de sincerarme, de ser honesta conmigo y verdadera con la construcción y creación de mi, de ésta que soy hoy; sin miedo o con miedos visibles y con la tranquilidad de saberme apenas un instante en el pluriverso. Esto siento como cierre de un ciclo de muchos años dónde fui el agente de mi propia agresión y sufrimiento y ahora que lo sé, gracias a todes les que crucé en mi vida, no puedo mas que desearles con el amor mas intenso que sean les creadorxs de sus propios sueños, de sus propias vidas, que no se vendan, que sean honestes y siempre digan lo que sienten sin miedo, que puedan leerse, entenderse, que sean humildes y que no sea el deseo de prestigio lo que les movilice, sino la pasión por vivir. Vivan cada emoción sin negarla, ni taparla, ni se avergüenzan de ello, sientan todo, el aire, los alimentos, las caricias, los recuerdos, la vida. Este es mi deseo y agradecimiento, no sólo para el 2019, sino para cada nuevo ciclo que comiencen.

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