Lagunas

Tengo lagunas, cada vez son más frecuentes, tanto que olvido completamente hasta los significados de las palabras. Lo vivo naturalmente, con la misma intensidad que se presentan algunos recuerdos. Me sorprendo con mis olvidos, me toman de prepo y me dejan tecleando frente a una conversación.
No es cuestión de tiempo vivido, desde que recuerdo, olvido. Olvido nombres, rostros, acciones realizadas, y así me encuentro con un baño inundado o un tanque vacío; a veces me saludan con amor y yo no tengo la menor idea quién es esa persona que me dice ¡colo! Y me abraza con afecto. La verdad no me preocupan mis desmemorias, a veces pareciera que el presente se introdujera en mis recuerdos, mis nostalgias son cada vez mas parecidas al ahora. Lo bello de ello es que cada vez mi pasado es menos angustiante, quizás algún día llegue a decir ¡tuve una infancia y adolescencia felíz! La mas felíz que pude haber tenido 😊. Por eso olvidar no siempre es malo, muchas veces transforma la perspectiva del pasado hacia un lugar donde se pueda habitarlo desde la ternura, siempre proyectándonos desde el amor. Es el odio y el rencor entonces lo que ciega a los desmemoriados y entorpece su devenir olvidadizo hacia un presente horrible y repleto de miseria humana. Es ese el dolor que se impregna en sus rostros y que enturbia su mirada dejándolos vacíos, tan sólo coberturas sin bizcochuelo. Entonces, seamos así, como somos, tan sincerxs y reales como podamos serlo, sin miedo a olvidar, porque será en nuestras emociones donde se alojarán nuestros recuerdos y apareceran así, sorprendiéndonos. Seamos intrépidxs y vivamos con intensidad esos momentos que nos dan tanta alegría y satisfacción. Van a quedar tan dentro nuestro que nos dejarán ver nuestra felicidad pasada, incluso viviremos aquello que no pudimos sentir porque no sabíamos cómo. Es esa la clave creo para afrontar el devenir de nuestra muerte, sin miedo y con alegría.

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