AdicciON

El amor romántico es adictivo, y como toda adicción proviene de alguna carencia o de un intento de llenar o tapar algo. En este caso se trataría de una carencia afectiva, algo no estaría bien en la idea de amor propio como para que salgamos corriendo declarándole el amor al primer simio que nos trate con respeto. El amor romántico es una adicción, es una agregado de algo que no necesitamos, pero que se siente tan bien, tan lindo, tan agradable. En su primera etapa tiene lo mejor de cualquier droga, placer extremo y fuerte, rejuvenecimiento, creatividad, energía, placer (nuevamente, sí ...); satisfacción garantizada. Con el tiempo empieza a ponerse turbia la cosa, ya no se siente tanto el placer y pareciéramos necesitar mayores dosis de ese amor que sentimos, pero ya no alcanza, el cuerpo a generado cierta inmunidad a la respuesta química y ya no se siente tan bien. Lo loco es que algo de eso sabíamos previamente, lo habíamos intuido, pero hay veces que hacer las cosas "bien" es aburrido y tomar "malas" decisiones nos alimenta de una adrenalina que nos hace sentir cuasi inmortales. Nada mas lejos de eso el devenir de la adicción al amor romántico. Estrepitosamente te suelen bajar de un hondazo y caes, como pájaro desplumado, directo a la olla de puchero. Aún habiendo sido parte del menú en más de una oportunidad el placer del amor romántico es algo que cuesta ignorar, es como ese chocolate que sabes te va a quemar el hígado pero mientras está en tu boca no paras de salivar. O como ese corazón palpitante antes de decir eso que necesitas tanto sacar. O como sumergir las manos en una sustancia fresca y suave o tocar una tela de esas schifonadas, cuyos finos matices regalan orgasmos a tu piel. Es tan deseado el amor romántico y la idea de la correspondencia que nos pasamos mirando oportunidades en cada esquina, caminando por la cornisa y mirando el precipicio con amor. La verdad no se qué hay que hacer con ello, no se si tiene que desaparecer, no se si es "malo", pienso que "de algo hay que morir" ("eso dicen las malas lenguas"), y si es de amor, no estaría tan mal, sería como ser protagonista de tu propia telenovela, no lo sé. Me imagino llegando a vieja-e con este mismo dilema, escribiendo cientos de veces, circularmente espiralada, sobre este tema y otros de aproximación tangencial. Probablemente no pueda superar esta adicción, al menos aún no existe el club de adictxs al amor romántico, ¿o si y ni enterada? Y no se si iría para curarme, algo hago ya con la terapia, voy de a poco, a veces me hago la sota, la desentendida y desvarío en temas inoportunos. ¿A quién le sirve que esquive el bulto?. A nadie, claramente. Nada tiene de racional, creo que mi obsesión durante mucho tiempo por el conocimiento racional ha estado vinculado con la necesidad imperiosa de zafar del amor romántico, un miedo terrible a terminar aplastada crujiendo cual cucaracha tras chancletaso. Ahora que en unos meses pasaré a formar parte de ese grupo de seres a los cuales Arjona clasificó como "mujeres de las cuatro décadas", veo mi historia como el resultado de una huida de la carencia afectiva materna. Pobre madre mía, nunca supo amar con ternura. El "indifrundi diyeguen" le duró poco y eligió vivir condenada al sufrimiento. Yo aquí estoy, una madrugada de miércoles (no tiene otra connotación mas que la propia vinculada a la semana) escribiendo para entender qué es y qué es lo que me trastorna el amor romántico, qué tan presente se anda haciendo. Irritable mente-corazón que no sabe vivir en soledad. Esta adicción me inyecta y me dispara para no parar de balbucear ideas acá y en cualquier lugar. Hoy no encuentro un cierre para lo que estoy diciendo, así que lo iré terminando, así, tan pron....to co...mo pue...das 
no..tar..lo

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