Miedo Aterrador, mi Propio Parto

El miedo es a veces aterrador. Pareciera que estuviera cometiendo un error al mencionarlo, pero no. No siempre es aterrador. Aterrador es cuando genera confusión e incapacidad de tomar decisiones, sobre todo aquellas que ayudarían a elegir caminos benéficos para las personas que lo sufren. Paraliza, descompone, genera "cagazo". El miedo aterrador se puede asociar a distintas situaciones. Yo lo he vivido infinidad de veces. Aterrarse pareciera contener con su sonoridad la solución. Rememora a la tierra, a la vida, al origen, el nacimiento. Quizá sea como ese miedo que ahora creo haber sentido al nacer. Miedo aterrador a nacer, sin saber qué era ese "nacer", presintiendo un gran cambio, una transformación, algo que haría que ya nada sea igual, que ya no haya vuelta atrás. Aterrarse entonces podría ser ese gran miedo al cambio, que implica una súbita transformación donde lo conocido deja de existir e incluso puede llegar a quedar tan lejano que se olvida con el tiempo. El miedo aterrador paraliza porque nos resistimos a la pérdida de lo conocido. Yo no recuerdo mi nacimiento, pero este miedo me hace pensar en ello, entonces quizás sea el recuerdo de ese proceso. Digo proceso porque el nacimiento no es un instante, desde mi gestación y con el deseo de mis xadres se sabía que nacería, o al menos eso querían que ocurriera, pero yo no sabía que era eso, sólo sentía que algo cambiaría rotundamente. Quizá mi madre sintió el miedo mas profundo y yo me gesté con eso, no lo se, pero este miedo aterrador me recuerda a esa oscuridad, a esa secuencia. Luego vino "la vida". Fue difícil si, por supuesto, pero en ese camino encontré maravillas. Volví a aterrarme incontable veces y pude continuar, con pausas, con encierros, con dolores, con lágrimas infinitas. Eme aquí caminando, ciega sin saber dónde voy, pero sintiendo la vida, esa que siempre me deslumbra y me sorprende. Cuando creo haber encontrado la calma, vuelve a sacudirme, ¡despierta! ¡Vuelve a nacer! Me grita. Ella hace conmigo lo que quiero y deseo con fuerza ardiente. Aquí me encuentro, naciendo nuevamente, aterrada, pero sabiendo que es sólo un paso más de mi deseo de vida, que ya calmará nuevamente, que ya encontraré las nuevas formas de ser que devienen del cambio, de lo nuevo, de éste, mi propio parto.

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